9 Guarda los pasos de sus fieles, y los malos perecen en tinieblas,
(pues que no por la fuerza triunfa el hombre).
10 Yahveh, ¡quebrantados sus rivales! el Altísimo truena desde el
cielo. Yahveh juzga los confines de la tierra, da pujanza a su Rey, exalta el
cuerno de su Ungido.»
11 Partió Elcaná para Ramá, y el niño se quedó para servir a Yahveh a
las órdenes del sacerdote Elí.
12 Los hijos de Elí eran unos malvados que no conocían a Yahveh
13 ni las normas de los sacerdotes respecto del pueblo: cuando alguien
ofrecía un sacrificio, venía el criado del sacerdote, mientras se
estaba
cociendo la carne, con el tenedor de tres dientes en la mano,